Ben Raymond, Adrien Ickowicz, Mark Lebedew, John Forman.

Con Lauren Bertolacchi, Bart De Gieter, Heima Keita, Michael Mattes, Francesco Oleni, Miguel Rivera, Shinnosuke Uehara, Alberto Varela, Oliver Wagner, and Ruben Wolochin.

Una traducción al español del artículo original gracias a Miguel Rivera / A Spanish translation of the original article thanks to Miguel Rivera.


Los jugadores, a pesar de sus mejores esfuerzos e intenciones, a menudo entran a la cancha con ideas preconcebidas sobre el partido que van a jugar. En muchos casos, esas ideas preconcebidas están relacionadas con el potencial percibido del equipo rival, lo que lleva a una potencial “ventaja psicológica”.

Cómo se manifiestan esas ideas preconcebidas podría verse en el nivel de agresividad de cada equipo. Una de las premisas del deporte es que los equipos juegan en función del nivel de su rival, en ambos sentidos. Un equipo que se enfrenta a un rival que cree que es más fuerte podría jugar de manera más agresiva para intentar superar su desventaja percibida.

En estudios anteriores hemos utilizado la tasa de error como una indicación de la agresividad. A medida que un equipo incrementa su agresividad y toma más riesgos, se espera que aumente su tasa de error en ese fundamento técnico en particular. Ganar en voleibol es una combinación de la fase punto (o fase break-point) y fase de cambio de saque (o fase side-out). Los fundamentos técnicos principales en los que los equipos tienen control en esas dos fases son el saque (en la fase punto) y el ataque tras la recepción (en la fase de cambio de saque). Si un equipo cambiase su nivel de agresividad en relación con la fuerza percibida del rival, esperaríamos ver cambios en la tasa de error en el saque y en el ataque tras la recepción en función del rival.

El ejemplo de los errores de saque

Echemos un vistazo a los datos de la Liga de Naciones de Voleibol 2019 masculina (VNL por sus siglas en inglés), y representemos la tasa de error de saque relacionada con la clasificación del equipo receptor. La línea azul muestra una línea de tendencia de los datos.

Lo que sugiere que los equipos tienden a cometer más errores de saque contra equipos más fuertes.

Esto no es sorprendente, ya que es común que los sacadores sirvan de forma más agresiva contra equipos más fuertes y esperamos que la tasa de error de saque aumente a medida que un sacador intenta presionar más al equipo receptor. Los equipos también pueden usar tácticas de saque específicas para tratar de limitar los puntos fuertes de un equipo rival (por ejemplo, sacar sobre un atacante que ataca peor o con menos frecuencia después de recibir, o sacar a zonas particulares de la cancha en ciertas rotaciones). Sin embargo, esas tácticas pueden requerir saques de mayor riesgo que incrementen la tasa de error del saque.

(Como aclaración, existe una tendencia general a usar la posición en la clasificación como una medida de la fuerza del equipo: un equipo cuyos oponentes cometen más errores de saque podría ganar más partidos debido a esos errores, lo que podría afectar su posición en la clasificación. En ese caso, ¿la fortaleza del equipo receptor causó que los equipos al saque cometieran más errores, o los equipos al saque simplemente cometieron más errores y, por lo tanto, hicieron que el equipo receptor se viera más arriba en la tabla clasificatoria? Utilizamos diferentes medidas de la fortaleza del equipo a continuación, para evitar esa disyuntiva).

¿Cómo de general es este efecto?

Para verificar como de general es este efecto, realizamos un metanálisis sobre varios conjuntos de datos. Estos conjuntos de datos abarcan competiciones internacionales y ligas nacionales. Los conjuntos de datos sólo se incluyeron si estaban completos, incluyendo la mayoría o todos los partidos de una competición en particular, en lugar de datos que solo incluyesen partidos en los que participaba el equipo objetivo. Solo se incluyeron partidos de la temporada regular o de la ronda preliminar (es decir, sin playoffs ni finales). Utilizamos la tasa modificada de cambio de saque (en adelante, MSO por sus siglas en inglés, Modified Side-Out) como un indicador de la fortaleza del cambio de saque del equipo. Utilizamos la MSO en lugar de la tasa estándar de cambio de saque porque la MSO excluye los errores de saque del equipo rival. Además, la MSO de un equipo para un partido determinado se calculó en función de su rendimiento en otros partidos, es decir, excluyendo el partido objetivo. Así, nuestra estimación de la fortaleza del cambio de saque de un equipo es independiente de la cantidad de errores de saque que los equipos rivales cometieron contra ellos.

También estudiamos la tasa de error del ataque tras la recepción (la tasa de error en los ataques realizados inmediatamente después de la recepción). En este caso, utilizamos la tasa modificada de fase punto (MBP por sus siglas en inglés, Modified Break-Point) como una medida de la fuerza del equipo contrario. La MBP se calculó aquí como puntos ganados en el saque, pero excluyendo los aces (puntos directos) y los errores de saque, lo que es un reflejo de la defensa del equipo y potencial del ataque de transición o contraataque.

Un repaso de los datos:

Categoría Masc/fem N competiciones N partidos
Internacional F 6 434
Internacional M 6 461
Nacional F 19 2223
Nacional M 35 4495

Como primer paso en el análisis, para cada conjunto de datos calculamos el coeficiente de correlación de Spearman entre la MSO y la tasa de error de saque del rival. Una correlación distinta de cero indica que hay relación entre los dos. De manera similar, calculamos la correlación entre la MBP y la tasa de error de ataque tras la recepción del rival. Estos datos se representan en el siguiente diagrama:

Podemos ver que la mayoría de los puntos se encuentran a la derecha de la línea punteada vertical: son competiciones en las que la correlación entre la MSO y la tasa de error del saque rival es positiva (62 competiciones de 66). También podemos ver que los puntos azules tienden a estar más a la derecha que los puntos verdes, es decir, las competiciones masculinas (azul) tienden a tener una correlación más fuerte entre la MSO y la tasa de error del saque rival que las femeninas (verde).

Mirando el eje vertical, la correlación entre la MBP y la tasa de error de ataque tras la recepción fue positiva (por encima de la línea discontinua horizontal) en 58 competiciones de 66. No parece haber una diferencia evidente entre los puntos azules y verdes en el eje vertical — no hay nada obvio que sugiera que el error de ataque tras la recepción se correlaciona más fuertemente con la fuerza del rival en las competiciones masculinas que en las femeninas (o viceversa).

Podemos probar esto más formalmente ajustando modelos estadísticos. Son modelos binomiales que dan la probabilidad de error de saque como una función lisa de la MSO rival y un efecto aleatorio del equipo al saque. El efecto aleatorio permite que el modelo maneje las variaciones en la tasa de error promedio de saque por equipo, y por lo tanto, el término MSO nos informa sobre el cambio en la tasa de error de saque para el equipo al saque dependiendo de la fuerza del rival. La estructura del modelo para el error de ataque tras la recepción es idéntica pero en función de la MBP del rival. No teníamos suficientes datos para estudiar significativamente las diferencias entre niveles (competiciones internacionales contra ligas nacionales) y, por lo tanto, los modelos no incluyen un efecto de nivel.

Los modelos ajustados para la tasa de error de saque según la MSO del rival se muestran a continuación (las barras sombreadas muestran el rango de confianza alrededor de cada función):

La tasa de error de saque de los hombres es sustancialmente más alta que la de las mujeres, seguramente debido a la mayor tasa de saque en salto en el voleibol masculino. Hay una evidencia muy fuerte de una correlación positiva entre la tasa de error del saque de los hombres y la MSO del rival. También hay evidencia de una relación similar en el juego de las mujeres, pero la fuerza de esa relación es mucho menos pronunciada (la tasa de error del saque sólo aumenta un 1% más o menos en el rango de la MSO del rival).

Para la tasa de error de ataque tras la recepción en función de la MBP del rival:

Aquí vemos más consistencia entre los resultados de hombres y mujeres. Las competiciones de hombres y mujeres mostraron diferentes rangos en la MBP (diferentes rangos en el eje x), y con menos certidumbre sobre la relación en las mujeres (rangos de confianza más anchos, debido nuevamente al conjunto de datos más pequeño y a una mayor variabilidad en los datos de las mujeres). Sin embargo, en el rango de MBP compartido, las dos curvas son bastante similares y muestran un aumento en la tasa de error de ataque tras la recepción en relación a la MBP del rival.

Conclusión

En los resultados podemos ver que, tanto para el voleibol masculino como para el femenino, los errores de saque y los errores de ataque tras la recepción están relacionados con la fortaleza del rival. La relación más débil para la tasa de error de saque en el voleibol femenino podría explicarse por el hecho de que una proporción mucho mayor de saques son flotantes, que tienen tasas de error y aces más bajas y, por lo tanto son menos sensibles al riesgo.

Una explicación potencial de los factores psicológicos en el juego podría ser: un equipo o jugador cree que para vencer a un rival más fuerte debe jugar con un alto nivel de riesgo para ganar puntos antes de que el rival pueda su superioridad natural. Por lo tanto, un equipo más débil que saca contra un equipo más fuerte servirá agresivamente para enviar la recepción lejos de la red y reducir la efectividad del cambio de saque. Sin embargo, esta agresividad conlleva un mayor riesgo de cometer un error de saque. Por el contrario, un equipo mejor no necesita arriesgarse a dar puntos gratis a un oponente más débil cometiendo errores de saque. En la fase cambio de saque, los atacantes de un equipo más débil esperan que un equipo mejor tenga mejor bloqueo y defensa y, por lo tanto, realizarán tomarán más riesgos en ataque, apuntando a las líneas de la cancha y jugando contra el bloqueo para reducir las posibilidades de la defensa de jugar la pelota. Un equipo más fuerte puede atacar con menor riesgo, sabiendo que su mayor calidad se impondrá y que no necesitan regalar puntos gratis cometiendo errores de ataque.

La consistencia y la naturaleza de estos resultados sugieren que el efecto es más psicológico que técnico. Los participantes no conocen explícitamente las medidas estadísticas utilizadas aquí para medir la fortaleza de un equipo (tasa modificada de cambio de saque -MSO- y tasa modificada de fase punto -MBP), lo que sugiere que los jugadores no basan sus evaluaciones para decidir la toma de riesgo en el conocimiento preciso de esos factores. Lo mismo se aplica cuando se consideran las instrucciones del entrenador. Los entrenadores pueden (y algunos lo hacen) incluir en sus planes de juego una guía general sobre el nivel de riesgo en diferentes facetas del juego, pero incluso aquellos que lo hacen no detallan el grado preciso de riesgo que sus jugadores deben tomar. La sensibilidad de estos resultados es interesante. Sabemos que las tasas de MSO y MBP son de naturaleza post-hoc y provienen de los mismos datos que los errores de saque y ataque, pero creemos que es probable que reflejen razonablemente bien las expectativas previas de un equipo sobre su rival.

Es extremadamente difícil demostrar la existencia de una ventaja psicológica y mucho menos su valor preciso, pero estos resultados parecen indicar que los participantes lo entienden implícitamente.